NAVIDAD EN BÉLGICA
Cuando
llega la Navidad toda Bélgica se llena de lucecitas, de dulces de
dulces especiales de navidad, de figuras de chocolate con la forma de
San Nicolás e incluso de cervezas de Navidad (bush de Noël).
Una de las costumbres más típicas de la mayoría de las ciudades son los mercadillos de Navidad.
Durante
la Nochebuena, los belgas celebran la cena de Navidad, que incluye pavo
relleno y un postre especial llamado “la bûche de Noël”, que es un
pastel hecho con crema.
Después de la cena familiar se va a la misa del gallo.
Aunque
San Nicolás ya trajo los regalos el 5 de diciembre, en el interior de
las familias se intercambian presentes el mismo día de Navidad. Estos
regalos aparecen debajo del árbol o en medias colgadas cerca del fuego,
después de tomar un desayuno en el que el protagonista es un pan dulce
llamado “cougnolle” y que tiene la forma del Niño Jesús.
En
este día de Navidad también se hace comida familiar y es costumbre
salir a patinar una vez terminada. Grandes y pequeños se ponen sus
patines y se echan a rodar o si, el frío lo permite, a deslizarse sobre
las aguas heladas de un río.
NOCHEVIEJA
La nochevieja se celebra con los amigos, es más festiva y se brinda cuando acaba el año.
El
día de Año Nuevo se dedica a visitar a la familia y el plato fuerte de
esta comida familiar es la “choucroutte”, que es un plato de col
fermentada cocida con salchichas, bacon y patatas, y que simboliza el
desear fortuna para todo el año.
Cuando llega el mes de diciembre, Bélgica se prepara para recibir la Navidad.
Según
la tradición belga, el 4 de diciembre llega un barco desde España, en
el que llegan San Nicolás y su acompañante Zwarte Piets (Pedro el
Negro), para ver los niños que han sido buenos, y dos días más tarde (la
noche del 5 al 6 de diciembre) vuelven, descendiendo por las chimeneas
de las casas para dejar regalos. Las familias dejan zapatos cerca de
los radiadores o las chimeneas de las casas, para que Zwarte Piets los
llene con dulces, galletas o figuritas de chocolate si se han portado
bien; los niños que se han portado “menos bien” tendrán que conformarse
con un puñado de ramitas en el zapato.
Los
hogares y las iglesias belgas colocan sus belenes cuando se acerca la
Navidad. Algunos de ellos tienes el mérito de haber sido tallados a mano
muchos años antes o incluso siglos atrás.
Una
de las costumbres más típicas de la mayoría de las ciudades son los
mercadillos de Navidad. Muy marcados, por la influencia de sus vecinos,
los alemanes; en estos mercadillos puede encontrarse desde dulces, hasta
platos típicos belgas o de cualquier otro país, por supuesto los gofres
nunca faltan, pero también figuritas para el árbol. Lo más típico en
estos mercadillos es el vino caliente. Un buen trago de este vino puede
quitarle todo el frío acumulado en el paseo.
Estos
mercadillos concurren en las plazas de todo el país. Grandes y pequeños
pasan los días previos a la Nochebuena comprando sus adornos navideños
en ellos.
Los mercadillos de Brujas son los más característicos de toda Bélgica, la ciudad entera respira aromas de pino y ponche.
Un
mercadillo bastante grande es el de Bruselas donde también se instalan
una pista de patinaje sobre hielo y hasta una noria. Entre los puestos
de comida podemos encontrar desde comida oriental, hasta las típicas
salchichas alemanas y con mención especial un puesto de churros español.
Por la noche, el protagonismo es para el árbol y el pesebre instalados en la Grand Place.
El
día de reyes no es festivo en Bélgica, pero se come un pastel especial
llamado “savoy” que es un bizcocho con un haba en el interior para
coronar rey a quien la encuentre.
En
algunos pueblos pequeños sigue viva una tradición que hace ir a tres
hombre vestidos de Reyes Magos de casa en casa, cantando villancicos. A
cambio la gente los obsequian con dulces y comida típica navideña.
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