lunes, 12 de noviembre de 2012

Navida en Mi Bello Panamá



La navidad en Panamá y sus costumbres



Pasar la navidad en Panamá es una experiencia inolvidable no solo por su gente amable sino por la gran variedad de culturas que se mesclan para estos días.
En Panamá ya se respira aires de navidad, a pesar de que el mes de noviembre se celebran una serie de fechas concernientes a la conmemoración de los 106 años de vida republicana que es cuando se separa de la Gran Colombia, 1903 y la independencia de Panamá de España, acaecida un 28 de noviembre de 1821.
Es un país cuya idiosincrasiaes múltiple debido a las distintas etnias que a lo largo de su historia han dejado sus huellas en el acontecer nacional, especialmente en lo que a cultura se refiere.

La llegada de la navidad a Panamá en la época colonial

Al llegar los españoles en 1502 a territorio panameño comienza la dominación de la población indígena y entre sus métodos de sometimiento estuvo el inculcarle una nueva religión, la católica y con ella la celebración de la navidad.

Así mismo al traer esclavos de los países africanos y de las Antillas para trabajar en las minas, la agricultura y otros menesteres y estos al mezclarse con la población autóctona y la española crean una combinación de cultura producto de esta unión.
Sus creencias, temores y dioses que ellos traían fueron mezclándose con las creencias del lugar lo que da pie a la aparición de ritos propios de cada una de las generaciones que la precedieron a lo largo de más de 4 de siglos y que hoy se intentan preservar.

Durante la construcción del Canal de Panamá muchos trajeron sus propias costumbres

La idea de un Canal por el Istmo Centroamericano fue acariciada desde casi a la par de la colonización española quienes buscaban el lado más angosto para poder cruzar sus tesoros de mar a mar.
Fueron los franceses quienes luego de diversos estudios llegan a intentar realizar la hazaña de la construcción de una vía interoceánica, donde muchos de ellos dejarán no solo sus vidas sino también su cultura.
La construcción del Canal de Panamá por los norteamericanos se inició en 1904, casi un año después de separarnos de Colombia, requiriendo un gran caudal de personas que en ese momento no podía darla la población autóctona del lugar.
Provenientes de todos los rincones del mundo, llegaron españoles, italianos, ingleses, franceses, europeos de todas partes, antillanos, chinos, indostanos, una gama de etnias que pasaron a formar parte de la planilla de los empleados del canal de Panamá.

La población panameña rica en cultura navideña debido a las costumbres foráneas

La población de Panamá es de casi tres millones de habitantes distribuidos en toda la república, pero principalmente se encuentra asentada en los centros urbanos como la ciudad de Panamá, Colón y David.
La mayoríaprofesa la religión católica, y dentro de esta población hay una sector poderosamente económico que no celebra el acontecimiento del nacimiento del niño Jesús, pero se incorpora a la conmemoración del mismo.
Entre los más sobresalientes están la hebrea o judía, los indostanos y los chinos, segmento poblacional muy importante puesto que ellos dominan casi todo el sector comercio.

La navidad en Panamá

Los panameños se sumergen en un espíritu de paz y hermandad con foráneos y nacionales, en el mes de diciembre. Cada familia trata de estar bien presentados, con música de todo tipo para bailar; otros reflexionan sobre lo actuado durante todo el año.
A las doce de la noche, los cristianos van a la “misa de gallo” luego en familia se procede a colocar al niño Jesús en los distintos nacimientos que en cada casa se conservan para la ocasión.
Muchos extranjeros que han pasado una Nochebuena en Panamá reiteran su deseo de regresar cada año.
Por las distintas barriadas se observan las posadas que visitan los nacimientos al son de villancicos navideños y los niños abren sus regalos.
Pero a la par de esto, se observa la colocación del árbol de navidad, costumbre anglosajona heredadas por los que estuvieron por casi un siglo administrando el Canal de Panamá.

La cena panameña

En estas fiestas no falta los tamales, el arroz con guandú y coco, el pavo (otra costumbre heredada), el lechón o puerco, dulces, el “bon” (un rico pan con pasitas y miel que la comunidad negra prepara para estas fiestas y semana santa) con queso amarillo, se organiza la cena panameña navideña la cual es degustada luego de las doce de la noche.
Es tradicional ver cómo las diversas etnias y clases sociales exponen sus viandas en distintos eventos, pudiéndose disfrutar de la más variada comida, bebidas y obsequios traídas y preparadas para estas festividades de todos los rincones del mundo.
Una mezcla de tradiciones se da por estos días en navidad, donde todos se hermanan en un solo espíritu de paz, la cual culmina el 6 de enero, con la quema de los arbolitos en las distintas playas del país, día de la llegada de los reyes magos al pesebre en Belén.


Navidad en Portugal

Navidad en Portugal


A pesar de ser un país unificado en Portugal la navidad se festeja de distintas formas de acuerdo a la ciudad de la que hablemos. En el norte, la celebración gira en torno a las leyendas y los rituales de las tradiciones normandas mientras que en el centro y sur del país se siguen las tradiciones del rito católico con sus belenes y sus misas.
Más allá de las diferencias, el fuego es uno de los grandes símbolos de estas fiestas, la quema de leña es una antigua tradición y se cree que cuanto más grande es el tronco mejor será la cosecha del Año Nuevo. Por lo general se realiza después de la Misa de Gallo, que da comienzo a los festejos navideños y al que concurren muchos fieles católicos la noche de Nochebuena.
Papá Noel es “Pai Natal” y deja los regalos junto a los portales de Belén, algunos de ellos vivientes y otros con las figuras tradicionales. En la región de Castelo Branco, la navidad se aleja de las tradiciones que conocemos y así es como en Benquerença (los jóvenes recorren las calles con platos de harina dibujando cruces blancas en las puertas de las casas. Esta escena remite a la historia, cuando uno de los soldados de Herodes que buscaba a Jesús, llegó a una puerta trasera en la que se ocultaba la Virgen María con el Niño Jesús y la marcó con harina antes de ir a buscar ayuda. Cuando el soldado volvió con su tropa descubrió que todas las puertas de la calle estaban marcadas con ese símbolo.

Navidad en Suiza

Navidad en Suiza

El termómetro no siempre marca los festejos y así es como a pesar del crudo invierno suizo, las ciudades y pueblos viven con alegría los festejos de navidad. Al igual que sucede en otros países, los mercadillos cobran una importancia especial durante el mes de diciembre pues allí es posible encontrar distintos productos típicos, desde adornos hasta alimentos, y hasta encontraréis algunos platos tradicionales elaborados por manos expertas. Uno de los más concurridos es el de Montreaux, que cuenta con 80 puestos.
Si hablamos de Papá Noel, allí lo llaman San Nicolás y llega al país el 6 de diciembre acompañado por su ayudante Schmuzli. Ambos se ocupan de visitar a los niños y verificar si se han portado bien durante el año. En ese caso, les regalan bolsas con dátiles, nueces, mandarinas, higos y chocolate.
Lo llamativo de los festejos de fin de año en Suiza es que si bien la Nochebuena es un acontecimiento familiar la Nochevieja se celebra con amigos y durante la noche el alcohol corre como nunca, es por eso que incluso existen los “narices rojas”, que controlan a los conductores ebrios. Por lo general después de cenar los suizos salen a festejar a una fiesta y celebran la llegada del Año Nuevo con fuegos artificiales.

Navidad en Polonia

Navidad en Polonia


Ya hemos entrado de lleno en el mes de diciembre y una vez más comenzamos a pensar en la navidad. Si bien es algunas tradiciones son compartidas en todo el mundo lo cierto es que cada país tiene sus particularidades.
En Polonia por ejemplo la navidad se vive como un festejo muy privado quizá debido a la arraigada tradición católica. Las comidas abundantes y el ambiente familiar son los grandes protagonistas de estas fiestas aunque las ciudades también se tiñen de rojo y verde con la decoración típica que puede verse en las calles y en los mercados callejeros.
Una tradición muy especial es el festejo del Día de San Nicolás el 6 de diciembre. Es entonces cuando algún familiar se disfraza con barbas blancas y el típico traje de Papá Noel. También es famoso el belén de títeres con las figuras del pesebre, que cuenta con un pequeño escenario para las marionetas.
El día de Nochebuena es común que en la mesa se agregue un cubierto más y una hoja de oblea que se parte como símbolo de reconciliación. Por otra parte, un puñado de heno en el pesebre simboliza el nacimiento de Jesús. En algunos lugares también tienen lugar las rondas de navidad, es decir escenas cómicas que se representan de puerta en puerta.

Navidad en Holanda

Navidad en Holanda


Los holandeses son famosos por su tendencia a la diversión. Por si fuera poco, son tienen un espíritu libre que muchos de vosotros podéis disfrutar si pisáis las calles de Ámsterdam.
Quizá por esa razón, allí la navidad comienza a festejarse con antelación. Desde mediados de noviembre las calles se visten de fiesta para celebrar el nacimiento del niño Jesús. Luces, adornos y colores coronan la llegada de San Nicolás –así lo llaman allí- quien curiosamente llega en barco desde España luego de haber tomado nota en su libro rojo de los regalos ansiados por los niños.
El 5 de diciembre es un día muy especial para los peques pues ese día llega San Nicolás con su ayudante Zwarte Piet –Pedro el Negro-para repartir los regalos en las casas. Para celebrar, los niños escriben poesías pues los regalos deben estar empaquetados con creatividad y deben contar con una poesía.
Si hablamos de decoración, en la navidad holandesas no faltan las flores y plantas típicas que pueden conseguirse en el Mercado de las Flores de Ámsterdam. Por otra parte, el árbol se arma sólo 10 días antes de la Nochebuena.

Navidad en Bélgica



NAVIDAD EN BÉLGICA 
 
Cuando llega la Navidad toda Bélgica se llena de lucecitas, de dulces de dulces especiales de navidad, de figuras de chocolate con la forma de San Nicolás e incluso de cervezas de Navidad (bush de Noël).
Una de las costumbres más típicas de la mayoría de las ciudades son los mercadillos de Navidad.

NOCHEBUENA

Durante la Nochebuena, los belgas celebran la cena de Navidad, que incluye pavo relleno y un postre especial llamado “la bûche de Noël”, que es un pastel hecho con crema.
Después de la cena familiar se va a la misa del gallo.
Aunque San Nicolás ya trajo los regalos el 5 de diciembre, en el interior de las familias se intercambian presentes el mismo día de Navidad. Estos regalos aparecen debajo del árbol o en medias colgadas cerca del fuego, después de tomar un desayuno en el que el protagonista es un pan dulce llamado “cougnolle” y que tiene la forma del Niño Jesús.
En este día de Navidad también se hace comida familiar y es costumbre salir a patinar una vez terminada. Grandes y pequeños se ponen sus patines y se echan a rodar o si, el frío lo permite, a deslizarse sobre las aguas heladas de un río.

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NOCHEVIEJA

La nochevieja se celebra con los amigos, es más festiva y se brinda cuando acaba el año.
El día de Año Nuevo se dedica a visitar a la familia y el plato fuerte de esta comida familiar es la “choucroutte”, que es un plato de col fermentada cocida con salchichas, bacon y patatas, y que simboliza el desear fortuna para todo el año.

 COSTUMBRES

Cuando llega el mes de diciembre, Bélgica se prepara para recibir la Navidad.

 SAN NICOLÁS

Según la tradición belga, el 4 de diciembre llega un barco desde España, en el que llegan San Nicolás y su acompañante Zwarte Piets (Pedro el Negro), para ver los niños que han sido buenos, y dos días más tarde (la noche del 5 al 6 de diciembre) vuelven, descendiendo por las chimeneas de las casas para dejar regalos. Las familias dejan zapatos cerca  de los radiadores o las chimeneas de las casas, para que Zwarte Piets los llene con dulces, galletas o figuritas de chocolate si se han portado bien; los niños que se han portado “menos bien” tendrán que conformarse con un puñado de ramitas en el zapato.

BELÉN

Los hogares y las iglesias belgas colocan sus belenes cuando se acerca la Navidad. Algunos de ellos tienes el mérito de haber sido tallados a mano muchos años antes o incluso siglos atrás.

MERCADILLOS

Una de las costumbres más típicas de la mayoría de las ciudades son los mercadillos de Navidad. Muy marcados, por la influencia de sus vecinos, los alemanes; en estos mercadillos puede encontrarse desde dulces, hasta platos típicos belgas o de cualquier otro país, por supuesto los gofres nunca faltan, pero también figuritas para el árbol. Lo más típico en estos mercadillos es el vino caliente. Un buen trago de este vino puede quitarle todo el frío acumulado en el paseo. 
Estos mercadillos concurren en las plazas de todo el país. Grandes y pequeños pasan los días previos a la Nochebuena comprando sus adornos navideños en ellos.
Los mercadillos de Brujas son los más característicos de toda Bélgica, la ciudad entera respira aromas de pino y ponche.
Un mercadillo bastante grande es el de Bruselas donde también se instalan una pista de patinaje sobre hielo y hasta una noria. Entre los puestos de comida podemos encontrar desde comida oriental, hasta las típicas salchichas alemanas y con mención especial un puesto de churros español.
Por la noche, el protagonismo es para el árbol y el pesebre instalados en la Grand Place.

LOS REYES MAGOS

El día de reyes no es festivo en Bélgica, pero se come un pastel especial llamado “savoy” que es un bizcocho con un haba en el interior para coronar rey a quien la encuentre.
En algunos pueblos pequeños sigue viva una tradición que hace ir a tres hombre vestidos de Reyes Magos de casa en casa, cantando villancicos. A cambio la gente los obsequian con dulces y comida típica navideña.




Navidad en Francia

La Navidad en Francia

 

Los franceses, pese a pertenecer a una de las sociedades más laicas del mundo, no escapan a la magia de la época navideña


PARÍS, Francia, dic. 17, 2007.- Los múltiples foquitos que iluminan los 415 árboles de la avenida de los Campos Elíseos, los espectaculares escaparates de los grandes almacenes, un gigantesco pino con esferas y adornos en la explanada de la catedral de Notre Dame. Todo eso anuncia con bombo y platillo que la Navidad ya está al alcance de la mano.
La sociedad francesa, una de las más laicas y secularizantes en el mundo, deja de lado la dimensión religiosa de las fiestas decembrinas y prefiere concentrarse en su aspecto cultural, y éste evoca la necesidad de ideales que estén más allá de lo cotidiano.
Sí, en estas fechas hasta el más ateo ve claro que no hay vida sin esperanza y que la humanidad tiene que detenerse cíclicamente para analizar sus actos, reflexionar, cargar sus fantasmas y espantar sus demonios. Le hace falta salpicar la existencia con la paz, el amor y la justicia, o al menos soñar con hacerlo.
Dicho ciclo corresponde precisamente al periodo navideño; la Navidad abre la tregua a los conflictos, nos dulcifica, en teoría.
Las ilusiones se pueden comprar en los mercados navideños que proliferan en estos días en las plazas de las ciudades galas y en las tiendas de ensueño, abarrotadas de gente buscando el regalo perfecto para amigos y familiares. Además del obsequio, hace falta un hogar lujosamente decorado y una mesa festiva. Alrededor del 15 de diciembre se instala en las casas un pino o abeto, de preferencia natural, fresco y fragante, con lucecitas intermitentes.
La furia consumidora parece apoderarse de las masas que invaden los comercios. Cada francés se gastará en estas fiestas mil 400 dólares, el 65% estará destinado a regalos y el 22% a alimentos.
Los niños ya han hecho la lista de obsequios que piden a “Père Noel”, la versión gala de Santa Claus.
La Nochebuena y la Navidad, que en Francia se llama Noel, son un momento tradicionalmente familiar. La cena del 24 de diciembre constituye sin duda la culminación de las celebraciones.
Alrededor de una mesa hermosamente adornada con velas y ramitas de acebo, se sientan juntos familiares y seres queridos para compartir la felicidad en paz y derrochando afecto.
Todos celebran entre abrazos, besos, brindis y manjares tradicionales, dignos de los dioses. Entre las exquisitas tentaciones que hay que degustar en esa mágica noche figuran: el foie-gras (paté de hígado de pato o de oca), el pavo asado, la morcilla blanca y los ostiones. El postre navideño por excelencia es la “buche de Noel”, un pastel en forma de tronco, recubierto de chocolate y relleno de crema o trufa. Vinos y champaña deleitan los paladares más exigentes.
Antes de ir a la cama, los niños colocan sus zapatos frente a la chimenea. La creencia es que por ella pasa Père Noel con un gran saco lleno de obsequios, que luego coloca en el calzado de los infantes. Lo hace mientras los pequeños, poseídos por la sana ilusión, duermen. Los regalos se abren el día 25 por la mañana. Estalla el entusiasmo o la decepción. Libros, accesorios electrónicos y ropa son en este 2007 los presentes más vendidos.
Otra linda costumbre, un auténtico lujo en plena era de los celulares, Internet y los SMS, es el intercambio de tarjetas navideñas impresas en cartulina con mensajes de buenos deseos.
Éstas llegan por correo tradicional, igual que en el siglo pasado. Entre los franceses hay fascinación por enviarlas y, aún mas, recibirlas. Un simple gesto que sirve para anunciar al prójimo que esta sociedad todavía no se ha dejado deshumanizar por la modernidad.
¡Joyeux Noel!